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Desde Wolf recuerdan que reducir la demanda de energía en la vivienda sin perder calidad de vida y confort "es el objetivo de muchos ciudadanos que, estos días, ven cómo su factura energética (luz, gas y petróleo) se está disparando". La escalada de los precios, la guerra en Ucrania y el bloqueo ruso al suministro de gas en algunos países de la Unión Europea continúan comprometiendo el mercado y creando una elevada incertidumbre de cara al invierno que se avecina, explican.
Este contexto también está provocando un importante cambio en la forma de consumir. En el sector de la construcción es cada vez más habitual ver como afloran proyectos (tanto de obra nueva como de rehabilitación) en los que se da prioridad a la reducción en el consumo de la energía. Certificados como LEED, BREEAM o VERDE, o estándares como Passivhaus, crecen en España, que ya se sitúa en el “Top Ten” de países con inmuebles certificados. En el caso de Passivhaus, según los datos facilitados por la Plataforma PEP, en la actualidad existen en nuestro país 110 edificios construidos siguiendo este ambicioso estándar que, entre otras ventajas, proporciona ahorros de energía cercanos al 90%.
“Una vivienda pasiva es aquella que tiene un muy bajo consumo de energía y que requiere de un elevado aislamiento térmico, cerramientos de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos, hermeticidad y ventilación mecánica controlada con recuperación de calor. Este tipo de hogares tienen una demanda energética muy baja, limitada a 15 kWh(m2 a) en climatización y a 120 kWh/(m2 a) en calefacción, agua caliente sanitaria y electricidad”, nos recuerda Ignacio Moradiellos, director de la Zona Norte –Spain & Portugal Business Unit Heating Wolf Iberica– de Wolf y miembro de la Plataforma PEP.
“Eso no quiere decir que no necesite climatización. En una casa pasiva también se enciende la calefacción en invierno o se pone el aire acondicionado en verano, pero la demanda de energía es mucho menor. Y para cubrir estas necesidades Wolf cuenta con sistemas que combinan aerotermia, ventilación mecánica controlada con recuperación y ACS, que van perfectos para este tipo de proyectos y que permiten la creación de espacios sostenibles seguros, saludables y confortables”, añade.
La compañía dispone de la gama CWL de sistemas de ventilación con recuperación de calor, que se puede emplear de manera centralizada o descentralizada, y que permite mantener el aire limpio de impurezas en el interior de la vivienda de manera más eficiente y silenciosa.
Dentro de la misma gama, destaca el sistema CWL-2 (325 y 400), una solución extremadamente eficiente (98-99% de rendimiento en recuperación respectivamente) y silenciosa, que ha sido certificada Passivhaus y DIBt –Instituto Alemán de Técnicas Constructivas–. El equipo filtra el aire exterior de renovación y una vez limpio lo precalienta con la energía recuperada, distribuyéndolo por las distintas estancias del hogar, posibilitando el disfrute de un aire renovado, libre de polvo, alérgenos, olores o polen. “Es el sistema de ventilación con recuperación de calor más eficiente del mercado”, subraya Moradiellos. “Además, ha sido certificado Passivhaus y podría instalarse en cualquier vivienda construida o rehabilitada según este estándar”, explica el experto de Wolf.
De hecho, el sistema CWL-2 325 de WOLF ha sido el equipo instalado en una vivienda pasiva construida recientemente en La Cabrera. Se trata de una vivienda unifamiliar situada en la Sierra Norte de Madrid, donde se da un clima frío en invierno y algo más suave durante los meses de verano.
El proyecto requería de la instalación de un sistema de ventilación mecánica controlada (VMC) con recuperación de calor de alta eficiencia energética para cumplir con los requisitos del estándar Passivhaus. Por ello, se optó por la instalación del sistema CWL-2 325 de WOLF, con calificación energética A+ y un rendimiento en recuperación del 98%.