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El estándar Passivhaus permite reducir drásticamente el consumo energético en climatización, logrando ahorros anuales de hasta un 85% frente a viviendas convencionales. Estudios recientes y casos monitorizados en España demuestran que, además de eficiencia, estas edificaciones ofrecen altos niveles de confort y suponen una inversión rentable a medio plazo.
Un estudio elaborado por la tasadora CoHispania estima que una vivienda tipo en España presenta un consumo energético medio anual en climatización, frío y calor, de aproximadamente 100 kWh/m². En contraste, una vivienda certificada bajo el estándar Passivhaus, gracias a su alto nivel de aislamiento térmico, control de hermeticidad y aprovechamiento de la orientación solar, limita ese consumo a un máximo de 15 kWh/m² al año, e incluso puede ser inferior.
Según Eduardo Serra, presidente de CoHispania, una vivienda de 120 m² construida bajo criterios convencionales puede generar un gasto energético anual de 2.400 euros, mientras que una Passivhaus de las mismas dimensiones no superaría los 360 euros, lo que supone un ahorro mínimo de 2.040 euros al año.
Durante la última Conferencia Española Passivhaus, se presentaron diferentes estudios de monitorización que confirman este diferencial. Uno de ellos analizó una vivienda unifamiliar de 155 m² en Zamora, donde en seis años se logró un ahorro energético acumulado equivalente al 10,5% del coste total de construcción. En términos mensuales, esto representa una media de 320 euros de ahorro en la factura energética.
Otro caso, en Pinseque, Zaragoza, reflejó un consumo energético anual total de apenas 80,32 euros para una vivienda de 192 m², incluyendo calefacción, refrigeración, iluminación, agua caliente y electrodomésticos.
El comportamiento eficiente se mantiene en proyectos residenciales de mayor escala. En el Residencial Solano, una promoción de 166 viviendas de alquiler en Valdemoro, Madrid, con certificación Passivhaus, el coste energético mensual medio por vivienda, 100 m², no supera los 40 euros, incluyendo todos los servicios. Cerca de la mitad de esta cifra corresponde a términos fijos e impuestos.
Algunas viviendas certificadas Passivhaus incorporan además sistemas de producción de energías renovables. Cuando generan más energía de la que consumen, obtienen certificaciones Plus o Premium, con la posibilidad de vender excedentes a la red eléctrica.
Un ejemplo representativo es Villa Susana, una vivienda unifamiliar Passivhaus Premium de 222 m² situada en Mijas, Málaga. Mientras las facturas de energía en la zona alcanzan los 500–600 euros mensuales en verano, esta vivienda mantiene un coste medio mensual de 30 euros, habiéndose registrado incluso meses con un consumo facturado de 1 euro. El ahorro energético alcanza niveles hasta 17 veces inferiores respecto a las viviendas convencionales del entorno.
Más allá del ahorro económico, Arturo Andrés, presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus, destaca que quienes habitan este tipo de viviendas valoran especialmente el confort térmico, acústico y la calidad del aire interior, como resultado de sus exigentes criterios de diseño y ventilación controlada.
Estos datos consolidan al estándar Passivhaus no solo como una opción medioambientalmente sostenible, sino también como una inversión rentable a medio y largo plazo, en un contexto marcado por la incertidumbre energética y la creciente demanda de edificaciones más eficientes.
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