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Desde la Plataforma de Edificación Passivhaus, PEP, afirman que “Implementar medidas de edificación pasiva en la vivienda nueva y rehabilitar las existentes con estos criterios, permitiría dejar de emitir a la atmósfera en torno al 75% de CO2 eq. lo que reduciría las emisiones de los edificios en España a menos de 17 millones de toneladas de CO2 eq.”. Esta medida combinada con una mínima generación de energía de fuentes renovables, sería suficiente para lograr la neutralidad del parque edificado en España, objetivo que marca la UE para 2050.
La Plataforma de Edificación Passivhaus asegura que una vivienda con clasificación energética E, la más habitual entre el parque edificado en España, demanda unos 124,55 kWh/m²·a para climatización, frente a los apenas 30 kWh/m²·a que demandaría una vivienda Passivhaus (15kWh m2 es el máximo autorizado en este estándar para calefacción y 15mWh/m2 para refrigeración).
Para una vivienda tipo de 90 m2 estaríamos hablando de que una demanda media (electricidad y gas) de 11.209,5 kWh al año, se puede reducir a apenas 2700 kWh/año, pues la demanda energética de una vivienda (nueva o rehabilitada) certificada Passivhaus es de apenas el 25% del de una vivienda convencional.
Según el INE, los hogares españoles fueron la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero en España durante 2023, alcanzando las 65,78 millones de toneladas de CO2 eq emitidas a la atmósfera, principalmente por el consumo energético en gas natural y electricidad. Esta cantidad representa el 22,9% de las emisiones totales, porcentaje mayor que el de la industria (22,3%) o la agricultura (16,6%).
Una vivienda de 90 m2 con clasificación E, emite cada año unas 5,7 toneladas de CO2 eq cada año si funciona solo con electricidad (algo menos si, además, usa gas natural), frente a los apenas 1500 kg al año que emitiría una vivienda Passivhaus.
El presidente de PEP, Arturo Andrés afirma: “Para actuar contra el despilfarro que supone la ineficiencia energética de los hogares en caso de actuar sobre la parte activa de los edificios, es decir, las instalaciones y la producción de energía de fuentes renovables, no estaríamos solucionando el problema de base que consiste en reducir las necesidades energéticas. Por ello, desde PEP siempre recomendamos actuar en primer lugar sobre la parte pasiva y después, una vez se ha conseguido rebajar el consumo, actuar sobre la parte activa”.
La nueva Directiva de Eficiencia Energética en Edificios 2024/1275 establece que los edificios residenciales de toda la UE tendrán que adoptar medidas que garanticen una reducción en el promedio de energía primaria utilizada de al menos un 16 % para 2030 y al menos entre un 20 y un 22 % para 2035 para conseguir la neutralidad climática de todos los edificios en 2050, por lo que las medidas de edificación pasiva que propone el estándar Passivhaus ofrecen una vía para alcanzar los objetivos tanto en obra nueva como en rehabilitación de edificios.
Por ello desde la plataforma reclaman que se promueva tanto en obra nueva como en rehabilitación de edificios una normativa de construcción de alta eficiencia energética, como es el estándar Passivhaus, el más exigente a nivel mundial según recoge en el informe de conclusiones de la COP22 celebrada en el año 2016 en Marrakech que cita a Passivhaus como “el mejor ejemplo para reducir las emisiones de CO2 en los edificios y contribuir a la ralentización del cambio climático desde la edificación”
Desde PEP recuerdan que “Construir y rehabilitar con medidas pasivas no tiene por qué ser más caro que hacerlo con métodos tradicionales y el confort térmico y el ahorro que se tendrá durante el uso de la vivienda compensa con creces cualquier esfuerzo inicial. Por ejemplo, se invertirá más en aislamientos y en cerramientos de calidad, pero se ahorrará en sistemas de calefacción y refrigeración.”