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El Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE) se ha consolidado como una solución eficaz para mejorar el rendimiento energético de los edificios. Un aspecto crucial es la correcta aplicación de la capa de armadura, que garantiza la resistencia mecánica y durabilidad del sistema.
Una vez instaladas las placas de aislamiento, se aplica directamente sobre ellas el mortero de base, cuyo espesor es definido por el fabricante. Esta capa de refuerzo, conocida como capa base, es clave para proporcionar la mayor parte de las prestaciones mecánicas del sistema.
Mientras el mortero base aún está fresco, se coloca la malla de refuerzo. Es esencial que la malla quede embebida en el mortero, sin pliegues y con la presión adecuada. Una correcta instalación de la malla es indispensable para asegurar su funcionamiento óptimo.
Es importante tener en cuenta que la malla nunca debe colocarse antes de la capa base, y su correcta colocación incluye un solapamiento de al menos 10 cm en los tramos contiguos. Posteriormente, se aplicará una segunda capa de mortero para cubrir completamente la malla, con un espesor final mínimo de 3 mm.
Además, en los huecos de fachada, la malla debe colocarse con una inclinación de 45º para reforzar las zonas más vulnerables.
Una vez secas las capas de mortero, es crucial realizar un control con una regla de 2 metros, asegurando que la desviación máxima no exceda los 5 mm. Este paso es esencial para evitar deformaciones que puedan afectar al revestimiento final. Si es necesario, se puede aplicar una capa de nivelación adicional para corregir posibles irregularidades.