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El estilo de esta vivienda de veraneo, diseñada por el estudio Strada Interiors en colaboración con el estudio francés Maison Perron, fusiona la esencia relajada del diseño ibicenco con toques franceses y mediterráneos. Un hogar cálido y acogedor que respira la frescura del mar.
La vivienda, ubicada en un pueblecito de la Costa Dorada, es un refugio vacacional para una familia francesa con siete hijos, quienes ansían disfrutar de la cercanía del mar y la magia del Mediterráneo.
Para abordar esta renovación integral, fruto de la colaboración de los estudios de interiorismo Strada Interiors y Maison Perron, se ha repensado cada rincón y se ha adaptado a las nuevas necesidades de una gran familia.
La paleta de materiales recurre a las fibras naturales y la madera natural para crear un ambiente fresco, estival y muy mediterráneo. Blanco y madera con algunas salpicaduras de color turquesa son una de las s claves decorativas del proyecto.
La zona de día, que integra cocina, comedor y salón en un mismo espacio abierto, es un magnífico balcón al mar. La hegemonía del blanco de las paredes se rompe mediante un gran foseado revestido de mimbre en el techo. “Se rinde tributo al estilo ibicenco, envolviendo el espacio en una atmósfera cálida y relajada” comenta Laura Strada, interiorista y fundadora de Strada Interiors.
La cocina abierta, modesta y funcional, revela la simplicidad de la vida junto al mar. Cuenta con mobiliario en blanco en la parte baja y un espejo en la parte superior que, estratégicamente ubicado, genera sensación de amplitud y aporta luminosidad, además de reflejar la inmensidad del entorno marítimo.
La sala de estar, epicentro de las reuniones familiares, se ha diseñado con mobiliario a medida, lo que permite aprovechar al máximo el espacio disponible y facilita espacio de relax para todos los miembros de la familia. La televisión queda discretamente integrada en un mueble multifuncional. En la pared, una combinación de espejos de rafia redondos crea un ambiente muy natural y lleno de vida.
La terraza, diseñada como una extensión natural del salón, ofrece continuidad visual con acogedores sofás y cortinas de rafia que bailan al ritmo de la brisa mediterránea.
El pasillo, un viaje entre el día y la noche, evoca la frescura mediterránea en el techo, pintado en turquesa. Los detalles en este tono turquesa se repiten en todas las estancias de la zona de noche. Una pared con rosetones en distintos tamaños son el guiño al origen francés de los propietarios.
Puertas mallorquinas, cabeceros de rafia y muebles a medida con nudos de madera. Los dormitorios armonizan con el resto de la vivienda en su esencia natural, acogedora y auténtica. Se han seleccionado tejidos naturales, en blanco y ocre. Las mesillas de noche pintadas en un vivo tono turquesa ponen la nota de color. Los baños, construidos con cerámica de piedra y toques azules, reflejan la conexión con lo natural.
El dormitorio cuádruple infantil está diseñado para crear recuerdos eternos, con un toque temático que evoca la alegría de la infancia y la conexión con la playa.
Definitivamente, en cada rincón esta casa respira la esencia de la familia y la brisa del mar.