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Dos años después de la muerte de Ricardo Bofill, su legado está más vivo que nunca, como demuestran los proyectos que no pudo ver terminados. Entre ellos, los últimos residenciales que diseñó para Kronos Homes: Ikon, en Valencia, y Brava, en Platja d’Aro (Girona).
Brava lleva el nombre de la costa que lo sostiene y su diseño bebe de aquellos primeros hitos residenciales. Fue un deseo personal de Bofill retomar la esencia original de su propuesta arquitectónica, sin renunciar a la libertad formal, pero materializándola de una manera más sobria; un enfoque que incorpora los colores de la naturaleza de su entorno mediterráneo: la arena, el mar y los pinos. El resultado es un conjunto de 82 viviendas, de las que ya se han vendido más de un tercio.
El diseño de Brava responde a las demandas actuales de sostenibilidad, con el sello Breeam, “tecnología domótica y áreas comunes de primer nivel”.
Fruto también de esta progresión vivida en sus últimos años, hay que destacar la torre Ikon, el rascacielos inaugurado este año en Valencia, y, que, además, constituye su penúltimo proyecto construido. La nueva torre, sus más de 110 metros de altura y sus 29 plantas, completa una puerta de entrada a la Valencia más moderna.
Ambos proyectos, Ikon y Brava, se hicieron realidad de la mano de Kronos Homes. Su creación no se entiende sin la estrecha colaboración entre Bofill y Saïd Hejal, CEO y fundador de Kronos Real Estate Group, quien encontró en el arquitecto barcelonés un aliado perfecto.
Por otra parte, en su última etapa, Bofill también dejó grandes proyectos fuera de España que culminaron una trayectoria de gran calado internacional. Es el caso del Campus de la Universidad Politécnica Mohammed VI en Ben Guerir, a 80 kilómetros al norte de Marrakech. Todo un hito dentro del ambicioso proyecto de la Ciudad Verde Mohammed VI.
Con estos proyectos que han seguido y siguen ejecutándose después de su fallecimiento, Bofill ha demostrado su capacidad para reinventarse una y otra vez.