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Cortizo suma nuevos aliados en su reto por la construcción sostenible y ha firmado un acuerdo con Ingennus para que los proyectos del estudio de arquitectura zaragozano puedan incorporar ventanas de aluminio fabricadas a partir de Infinity, un tocho 100 % reciclado elaborado en su totalidad con chatarra posconsumo.
Cortizo Infinity se produce en la fundición de la multinacional en Galicia a partir de ventanas, puertas, fachadas y barandillas que han sido retiradas de las edificaciones y son recicladas para generar materia prima. Su fabricación arroja de menos de un kilo de CO2 por cada kilo de aluminio producido, lo que supone una reducción de más del 95 % de las emisiones de carbono y del consumo energético demandado en la producción de tocho primario.
El consejero delegado de Ingennus, José María Lahuerta, dice que esta alianza permitirá “promover una arquitectura respetuosa con el entorno y el planeta”. Recuerda Lahuerta que los sistemas de Cortizo ya estaban presentes en “decenas de proyectos” de su estudio en los últimos años, pero ahora esas sinergias “van más allá” poniendo el foco “no solo en la reducción de la demanda energética de las viviendas, sino también en la circularidad de los materiales”.
Por su parte, el director general de arquitectura de Cortizo, Daniel Lainz, celebra este acuerdo con “uno de los estudios de referencia del país” con el que colaboran “desde hace más de una década”. Destaca el mandatario de Cortizo que la firma de esta alianza permitirá a los clientes de Ingennus “disfrutar de edificios verdes con una huella de carbono muy baja y un consumo energético reducido”.