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Desde que se adquiere un solar, hasta que se cuenta con un proyecto básico o de ejecución, puede pasar un largo período de tiempo de entre 5 y 6 meses. La aparición de nuevas herramientas basadas en la inteligencia artificial (IA), permiten abordar enfoques como la arquitectura generativa, acortando estos plazos y comprimiendo el tiempo de realización del proyecto, haciendo más rentable la inversión y generando modelos más completos, competitivos, innovadores y sostenibles.
En modelos de construcción e inversión tradicional no penalizaba, pero hoy en día, con sistemas de inversión mucho más modernos, como los fondos de inversión, puede suponer una importante pérdida de dinero y oportunidades.
Por este motivo, el Clúster de la Edificación ha obtenido financiación del Ministerio de Industria (Agrupaciones Empresariales Innovadoras) para contribuir a la realización de un proyecto de Arquitectura Generativa, que está analizando todas las herramientas disponibles, probándolas, definiendo sus debilidades y fortalezas, y su potencial y utilidad. Asimismo, para facilitar la transición a este nuevo modelo, este grupo también ha elaborado una hoja de ruta, que recoge los principales hitos a conseguir.
“La arquitectura generativa es un enfoque en el diseño arquitectónico, que utiliza algoritmos y reglas definidas para generar automáticamente diseños. En lugar de diseñar un edificio de forma manual, los arquitectos establecen ciertos criterios y reglas, y luego utilizan software para crear diferentes opciones. Esto permite explorar rápidamente múltiples soluciones y encontrar las más innovadoras y eficientes”, explica la coordinadora y portavoz del Grupo de Trabajo de Arquitectura Generativa del Clúster de la Edificación, Ana Lozano. Así, en fases como el estudio previo, que pueden durar de 1 a 2 meses, el tiempo de realización puede acortarse a unas horas.
Este proceso de diseño también permite comparar distintas soluciones de proyecto, “algo que tradicionalmente no se hacía, o se hacía a un coste de oportunidad muy elevado”, apunta Lozano. De esta manera, es la propia herramienta la que explora las soluciones óptimas a través de la combinatoria tanto de las distintas unidades, como de la envolvente, el tamaño del edificio, la huella en planta, la ocupación y la envergadura general del edificio.