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Casa Sophia es una vivienda unifamiliar, construida en el municipio madrileño de Guadalix de la Sierra, de 260 m2 distribuidos en dos plantas. Un proyecto de la empresa 100x100biopasiva-Construcción Sostenible “concebido como un laboratorio para demostrar que el uso de materiales naturales, reciclados y de bajo impacto medioambiental repercute de forma directa en la salud de las personas y del planeta”, informan desde la Plataforma de Edificación Passivhaus, PEP.
El resultado es una edificación que ha obtenido las certificaciones más exigentes que existen en cuanto a eficiencia energética y respeto al medio ambiente. Así, ha sido certificada como Passivhaus Premium por la certificadora Energiehaus y ha obtenido el sello 5 hojas "Verde" de GBCe con una puntuación récord del 92%. Además, también está certificado como Edificio de CO2 Nulo por Ecómetro y cuenta con los sellos de Valoriza y Recicla por parte de CoCircular y con el de Excelencia del programa Horizon 2020.
Esto garantiza una máxima eficiencia en la vivienda, ya que los estándares Passivhaus, los más exigentes a nivel mundial, tienen ventajas en todos los sentidos, permitiendo un ahorro energético entre el 70-90% (frente al Código Técnico de la Edificación) y en emisiones de CO2 a la atmósfera; también por evitar 1.000 Kg equivalentes de CO2 al año por cada 150m2; un ahorro económico, con un gasto aproximado de 1,5 € por m2 en calefacción al año; una temperatura interior constante y sin diferenciales; así como aire interior renovado y filtrado las 24 horas, lo que contribuye a preservar la salud de sus habitantes.
Para Arturo Andrés Jiménez, presidente de la Plataforma Passivhaus, “este proyecto supone un gran avance en cuanto al alcance de la sostenibilidad en la construcción de viviendas. El hecho de que haya recibido el máximo reconocimiento por parte de las certificaciones más exigentes, siendo reconocida como vivienda Passivhaus Premium, demuestra que los requisitos de eficiencia y sostenibilidad definen esta construcción, dando como resultado una de las viviendas más sostenibles de España”.
El arquitecto encargado del proyecto, Joaquín Ruiz, explica que “es un orgullo haber creado una casa que cumple con los estándares más exigentes en sostenibilidad, al ser una vivienda netamente positiva, saludable para las personas y con un muy bajo impacto medioambiental. Sin duda, un proyecto de gran relevancia que esperemos que marque el camino de muchos otros”.
La casa aprovecha todas las cubiertas y fachadas posibles para la generación fotovoltaica (cuenta con más de 60 paneles), además de maximizar la captación solar en invierno gracias a sus grandes ventanales orientados al sur. De esta manera genera más de 24.000 kWh de electricidad al año, generando más energía de la que consume. Su exhaustivo diseño y cálculo energético, el empleo de ventanas y vidrios extremadamente eficientes o el sistema de ventilación inteligente con recuperación de calor reducen la necesidad de energía al mínimo, tal y como se exige para alcanzar el nivel Premium en los estándares Passivhaus.
La estructura principal de la vivienda, en entramado de madera de 20 cm de espesor, cuenta con aislamientos naturales, y minimiza la presencia de puentes térmicos. En fachadas predomina la piedra natural o el mortero fotocatalítico, que facilita la descontaminación de elementos orgánicos en su superficie, mientras que las cubiertas y faldones laterales están fabricados con teja plana, incluso fotovoltaica en algunas zonas. En cuanto a los acabados interiores, se ha buscado que representen un espacio saludable para las personas, empleando para ello revestimientos de abeto o, en el caso del mobiliario de cocina, incorporando tableros de madera procedentes de bosques sostenibles y libres de formaldehídos. Para cubrirlos suelos y paredes en la planta principal se ha recurrido al yeso alabastrino de Teruel, material natural que absorbe CO2.
Por otra parte, se recoge el agua de lluvia de las cubiertas, así como las aguas grises de la casa, y se gestionan mediante una biodepuradora para reutilizarla en las cisternas de los inodoros y en el riego de los jardines, la cubierta vegetal o el jardín vertical, con el objetivo de mejorar la calidad del aire y refrescar en verano gracias a la evapotranspiración de las plantas, todas ellas autóctonas, favoreciendo la biodiversidad. Igualmente, el 100% de los residuos generados en la obra se han reciclado o valorizado, al igual que se ha compensado por completo la huella de carbono de su construcción. También se han reducido un 76% las emisiones de CO2 en comparación con una vivienda de construcción convencional, lo que la convierte en un edificio de CO2 nulo.