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Más 40 organizaciones han hecho un llamamiento a alcaldes y alcaldesas para que actúen por una movilidad urbana que proteja la salud y garantice la calidad del aire. El 24 de noviembre se debatió en el Congreso Nacional de Medio Ambiente, Conama, sobre los retos en el despliegue y la gestión municipal de las Zonas de Bajas Emisiones.
Con cinco crisis activas, económicas, sociales, ambientales, sanitarias y energéticas, las ciudades tienen un rol decisivo dada su cercanía al ciudadano, su impacto y su vulnerabilidad frente al cambio climático. Según ONU Hábitat, el organismo de las Naciones Unidas para la vivienda y el desarrollo urbano, un 60% de la población mundial vivirá en ciudades en 2030.
La contaminación atmosférica es el mayor riesgo medioambiental para la salud y una de las principales causas de enfermedades cardíacas, cerebrovasculares, pulmonares e infecciones respiratorias agudas. Uno de los principales causantes es el sector del transporte y la movilidad.
Más del 96% de la población europea está expuesta a niveles de contaminación que superan los límites marcados por la Organización Mundial de la Salud, OMS, en 2021. Mientras tanto, la temperatura del planeta sigue aumentando cada año, lo que provoca fenómenos meteorológicos extremos, daños en la salud letales, y conflictos geopolíticos.
Del área de Políticas Públicas de Ecodes, Cristian Quílez, recuerda que "para proteger la salud de la ciudadanía, mitigar el cambio climático, avanzar en la descarbonización y transformar las ciudades en espacios limpios, habitables y saludables los alcaldes y alcaldesas deben comprometerse y actuar".
Para ello han hecho una serie de peticiones como aplicar políticas para reducción de la contaminación y la congestión como las restricciones de acceso y circulación a los vehículos contaminantes, directamente o a través de la implementación de medidas como las Zonas de Bajas o Cero Emisiones, la Áreas de Prioridad Residencial o las Áreas de Tráfico Restringido.
También han pedidoconvertir el transporte público en el pilar fundamental de la movilidad, con el objetivo de alcanzar un sistema 100 % eléctrico y renovable en 2030. Intervenir e implementar medidas para garantizar entornos escolares seguros y saludables. Apostar por la infraestructura ciclista y la bicicleta como sistema de movilidad activa elegible por parte del ciudadano para sus desplazamientos habituales, fomentando e incentivando los desplazamientos a los centros educativos y al trabajo.
Por último, también han solicitado devolver el espacio al peatón a través de la generalización de recorridos peatonales continuos y peatonalizaciones. Reordenar el espacio urbano y adoptar la compatibilidad de los entornos urbanos y la biodiversidad a través de su renaturalización y comprometerse con los valores límite de contaminación de la Organización Mundial de la Salud, OMS, como objetivo a alcanzar para mejorar la calidad del aire en la próxima década.