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Green Building Council España, GBCe, organiza la primera jornada sobre Coste y valor, un foro de debate entre el sector de la edificación y diversos actores implicados -como la banca o los inversores- que busca dilucidar cómo perciben las personas el valor añadido de una vivienda saludable.
El director general de GBCe, Bruno Sauer, explica que “estamos trabajando para saber si el ciudadano reclama una vivienda sostenible por sus valores intrínsecos, como la eficiencia energética, la salud, la economía circular o los materiales saludables, y si esa inversión se valora en el precio de compra o alquiler”.
Aunque en la actualidad ya existen unos edificios mejores que otros en materia de sostenibilidad, aún no existen los mecanismos en el mercado para cuantificar esas mejoras en términos monetarios y de valor a largo plazo. El experto del Área Técnica de GBCe, Alfons Ventura, argumenta que “la pregunta es cómo lograr que la sostenibilidad deje de ser un coste y convertirla en un valor, ya que no conocemos cuánto es el coste de una inversión sostenible y esto es algo que hay que dilucidar, que hay que poder medir”, argumenta,.
En este contexto, la directora de Certificaciones de GBCe, Paula Rivas, plantea una cuestión básica “En términos económicos, las empresas financieras necesitan datos medibles, cuantificables, pero: ¿Todo el valor debe ser económico o también se deben incluir intangibles, como la salud o el confort?”.
En este sentido, la experta del Área Técnica de GBCe, Julia Manzano, considera que “debemos poder medir para que tanto los beneficios tangibles, tales como la eficiencia energética, el confort o el incremento de valor, como los intangibles, como puedan ser el beneficio reputacional o la transparencia, no queden fuera del mercado”.
La directora de Finanzas de Impacto y Sostenibles de SpainNab, Marta González, considera que “hace falta identificar negocios que contribuyan a encontrar soluciones y es necesario educar al inversor, de manera que al paradigma de rentabilidad y riesgo se le añada un tercer elemento, que es el impacto”. Para alcanzar este objetivo, González considera que es fundamental pensar en el largo plazo, de manera que las empresas comiencen a medir cómo pueden impactar de manera positiva en el planeta y en la sociedad.
De este modo, la Business Development Manager for Building Sector de Climate Trade, Cristina Tarazona, admite que estas inversiones de impacto permitirán que posibles riesgos, como el cambio climático, se conviertan en motores y en oportunidades desde el punto de vista de la inversión. Así, en un primer momento las empresas deberán invertir tanto recursos económicos como humanos en medir el impacto social y medioambiental de sus inversiones. “Las empresas contarán con productos más competitivos”, asegura Tarazona.