Empresas Premium
Marès Arquitectura ha proyectado esta reforma de vivienda con criterios biopasivos en el entorno marítimo de la bahía de Pollença en Mallorca. Situada frente al mar, en la bahía de Pollença (Mallorca), se encuentra está fantástica construcción que en el siglo XIX acogía una casa de pescadores y que gracias a Marès Arquitectura, Paisatge i Territori, se ha convertido en una vivienda biopasiva.
Para convertir esta construcción en una vivienda de consumo casi nulo, el arquitecto Jaume Luis Salas ha trabajado en varias estrategias pasivas:
Se ha utilizado aislamiento de fibra de madera de diferentes densidades en toda la envolvente y por el interior. De este modo, se consigue una envolvente continua y se evitan los puentes térmicos.
La utilización del aislamiento por el interior se debe a diferentes razones. La arquitectura mediterránea hace uso de voladizo, porches y otros elementos de control solar y creación de espacios exteriores cubiertos. Todo ello provoca que el uso del aislamiento por el exterior dificulte la ejecución y encarezca el sistema; usándolo en el interior se reduce considerablemente la cantidad de material y, por tanto, su coste. Asimismo, facilita la resolución de puentes térmicos. Para compensar, se ha aumentado la inercia de los pavimentos interiores con el uso de mayor grosor y materiales con alta densidad, como gravas y piedra locales.
La captación solar pasiva se realiza con los ventanales a sur junto con la gran inercia de los pavimentos y sus bases. El alto grado de aislamiento de la envolvente, así como su estanqueidad, evita en gran medida esa pérdida de calor.
En la latitud en la que se encuentra la vivienda, la estación más penalizada es el verano. Además, el emplazamiento de la edificación, ubicada en un lugar expuesto que favorece mucho la ventilación cruzada mediante la brisa marina, el “embat”, provoca viento térmico procedente del mar en horas diurnas y del interior en horas nocturnas.
Asimismo, en los meses más calurosos se hace uso de la abertura de ventanales durante la noche, consiguiendo que la disposición de la ventilación cruzada refrigere el interior de la vivienda y se acumule ese frescor en la inercia térmica de los pavimentos interiores.
Se utiliza un pozo canadiense, construido mediante la colocación de 45 ml de tubos en una cota inferior a la cimentación. Mediante el aire que cruza a través de ellos y con el contacto con el terreno se consigue disminuir considerablemente el aire que entra al recuperador de calor y que posteriormente se introduce en la vivienda.
El recuperador de calor entálpico Zehnder ComfoAir Q450 ERV, junto al pozo canadiense, aportan una mejora en el control de la temperatura y la humedad. Asimismo, se hace uso de una pequeña bomba de calor de 2.924 kcal/h sobre todo para el control de las cargas térmicas programando su uso puntual. La energía consumida proviene de las placas solares fotovoltaicas.
La utilización del recuperador de calor de Zehnder ComfoAir Q450 ERV, junto al ya mencionado pozo canadiense, favorece la calidad del aire interior de la vivienda. Estos intercambiadores recuperan la energía del aire de expulsión y la transfieren al aire de impulsión, manteniendo además una humedad constante del 60 % siendo la exterior del 90% al 100%.
Según los datos obtenidos por la monitorización, las cargas internas de la edificación cubren prácticamente la demanda de temperatura en épocas frías.
Se usa un equipo de aerotermia con acumulación apoyado por la energía producida por las placas fotovoltaicas.
Arquitecto: Jaume Luis Salas.
Colaboradores: Kerstin Nething, arquitecta
Constructor: Proyectos y construcciones 25 de julio S.L.
Fotografía: Curro Viera
Ventilación: Zehnder Group Ibérica