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“Es un hecho que lo que pedimos a nuestros edificios, y el uso del agua en ellos, ha cambiado y debemos hacer frente a los retos de los sistemas constructivos”, afirma Lidia Carpi, responsable de desarrollo de negocio de Edificación en Iberia de Xylem Water Solutions. Y es que, según datos de Xylem, un edificio rehabilitado ahorra entre un 30% y un 40% de agua.
“Las necesidades de los edificios están cambiando, especialmente a raíz de la crisis energética. La mayoría de las construcciones tienen un importante impacto negativo en nuestro medioambiente, siendo imprescindible su transformación en edificaciones sostenibles con eficiencia energética, y contribuyan a disminuir la huella de carbono asociada al ciclo del agua”, explican.
El parque de edificios en España y Portugal “consume el 30% de la energía utilizada, siendo la mayor parte de este consumo destinado para calefacción y ACS. De hecho, los edificios españoles son responsables del 40% de emisiones de gases de efecto invernadero”, dicen.
Por ello, la rehabilitación de los edificios españoles se presenta “crucial” para cumplir con los compromisos de la Agenda 2030. Actualmente, el 95% de las viviendas existentes en el estado español se construyeron antes de 2007, año en el que se introdujo el Código Técnico de la Edificación, que planteó importantes mejoras en cuanto a la eficiencia energética de la edificación.
Entre los retos más comunes: mejorar la eficiencia de las griferías y de los aparatos sanitarios, captar el agua de la lluvia para utilizarla en el riego y el inodoro o facilitar los procesos de depuración, separando las calidades de las aguas para sus usos. Y es que sólo aplicando soluciones para aguas residuales comerciales, se reducen los costes de limpieza del sistema hasta un 80% “y los costes de energía hasta un 70%”, según datos de Xylem.
La crisis energética está suponiendo uno de los grandes retos en la actualidad, en especial a raíz del alza de precios y la guerra de Ucrania. Sin ir más lejos, en España, el 16,7% de la población tiene un gasto energético desproporcionado frente a sus ingresos y “3,5 millones de personas no son capaces de mantener una temperatura adecuada en su vivienda durante el invierno”.
Por lo que se refiere a Europa, “más de 50 millones de personas no pueden calentar, enfriar o iluminar suficientemente sus hogares, contribuyendo a la muerte de unas 100.000 personas al año y de unos gastos de 194 mil millones de euros”, concluyen desde la empresa.