Dese ENAC recuerdan que onocer y medir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a productos o a las propias organizaciones (la conocida como “huella de carbono”) es ya parte de la política de sostenibilidad del negocio de muchas empresas, instituciones y administraciones públicas, además de un elemento regulatorio cada vez más frecuente para avanzar hacia la transición ecológica.

La reciente Ley de cambio climático y transición energética, por ejemplo, aborda la necesidad de calcular la huella de carbono en muy distintos escenarios: contratación pública, obligación de reportar resultados en informes no financieros, distintos productos y servicios (edificación, rehabilitación de edificios, alimentos, etc.) además de adelantar un enfoque sectorial, pendiente de reglamentación posterior, hacia empresas que tendrán la obligación de calcular y publicar la huella de carbono con objeto de asociarle un plan de reducción de emisiones.  

¿Por qué confiar en la verificación acreditada?

Tanto el informe de emisiones en su conjunto como cualquiera de los procesos y subprocesos que terminen en afirmaciones en él contenidas necesitan ser verificados por una organización externa con la adecuada competencia técnica, con el fin de confirmar su veracidad. Es aquí donde las entidades acreditadas desempeñan una labor esencial, ya que son las únicas que han demostrado su competencia técnica mediante la acreditación de ENAC, que es el mecanismo reconocido internacionalmente para ello.

Este reconocimiento de competencia técnica hace posible que los verificadores acreditados aporten garantías de la rigurosidad de las declaraciones de huella de carbono y de la fiabilidad de los cálculos de las emisiones, consiguiendo la comparabilidad de los resultados y haciendo posible la apreciación de los esfuerzos y los resultados logrados, lo que contribuye a crear las condiciones adecuadas para el desarrollo de mercados que puedan hacer valer la componente de la lucha contra el cambio climático como elemento distintivo.

La acreditación de ENAC aporta las necesarias garantías, tanto a los operadores y gestores de programas de emisiones como a las administraciones públicas que persiguen, velan o destacan de una manera u otra la reducción voluntaria de las emisiones, de que el verificador acreditado dispone de procesos de investigación, evaluación y decisión robustos y fiables y de personal competente para desempeñar su actividad.

Una vez elaborada la declaración de emisiones de gases de efecto invernadero (huella de carbono)  por parte de la organización responsable, es posible confirmar su veracidad mediante la intervención del verificador acreditado, que avala su contenido en base a criterios técnicos. Las distintas partes usuarias de la declaración verificada (compradores, propietarios, accionistas, administración pública, etc.) obtienen una garantía adicional sobre si su contenido y resultados son precisos y fiables y si el proceso cumple los requisitos del programa o esquema bajo el que ha sido preparada esa declaración.