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Europa deja atrás un 2017 envidiable para el sector de la construcción, en donde el crecimiento ha sido todavía mayor que el que se estimó en el anterior informe y finalmente ha alcanzado el 3,9%. Hay que remontarse al 2006 para encontrar un registro comparable, según el informe Euroconstruct valorado por el ITeC.
El ITeC cnsidera que reproducir estos resultados es difícil, como muestra la nueva previsión para el 2018 que se limita al 2,7%. Pese a la pérdida de impulso, 2018 puede entenderse como una continuación de 2017 en la medida que el sector sigue propulsado por la misma lista de factores: crecimiento económico, bajos intereses, redistribución de la población y puesta al día tras años de posponer inversiones.
Sin embargo, todo indica que los componentes de esa lista irán perdiendo poder de tracción de una manera progresiva. El sector construcción no tardará en resentirse y crecerá a ritmos más moderados en 2019 (1,9%) y 2020 (1,4%). Por tanto, pese a que el crecimiento no peligra, sí que hay motivos para anticipar una nueva fase en la que ese crecimiento provendrá de otras fuentes, diferentes a las que han sido habituales estos últimos años.
Por lo que respecta a España, el período expansivo de la economía se prolonga y 2018 será otro año de crecimiento notable, con la demanda interna y el sector exterior funcionando a buen régimen. En un contexto político todavía agitado, esta solidez económica añade un margen de seguridad muy oportuno.
Sin embargo, es un margen que tiende a estrecharse conforme el crecimiento se vaya moderando en los próximos años, como consecuencia del encarecimiento del crédito y de la ralentización de la economía global. Desde el punto de vista de la construcción, en 2018 se espera no tan solo una mejora cuantitativa de los ritmos de producción (4,8%) sino también una mejora cualitativa, finalmente con contribución positiva de todos los subsectores, cerrando una etapa en la que han convivido subsectores en recuperación con otros que continuaban en recesión.