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El arquitecto navarro Francisco Mangado ha propuesto para el nuevo Palacio de Congresos de Palma de Mallorca una fachada gruesa, de 5 m de anchura, construida recurriendo a técnicas de ingeniería naval que, además de evitar el soleamiento directo desde el sur, alberga las escaleras y comunicaciones que unen los diferentes espacios y programas.
El edificio, de 58.500 metros cuadrados, consta de dos grandes salas y una fachada angular que puede albergar un congreso de más de 3.000 asistentes o celebrar seis eventos de menor envergadura simultáneamente. La geometría irregular de la parcela, estrecha y extremadamente alargada, forma un excepcional frente marítimo de 450 m. “Nos refiere más a una idea de límite urbano de grandes dimensiones que ha de albergar un proyecto significativo con un programa complejo y diverso”, describe Mangado.
Cuando alguien asciende por estas escaleras, ve el mar a través de unas grandes pantallas de vidrio. Esta fachada, realizada con el sistema modular Wictec EL, de Wicona, es como una muralla con recorrido, densa pero también abierta que, a través de espacios ambiguos que no acaban de ser interior o exterior, se confunde con el paseo mismo. Se ha creado también un lucernario de aluminio con el muro cortina Wictec 50 de Wicona, incorporando en las zonas practicables, ventanas de techo propias del sistema con eje horizontal de apertura.
También se ha empleado la solución de muro cortina modular Wictec EL en aluminio anodizado natural con acristalamiento formado por un doble vidrio laminado de 10+10 mm ajunquillado.
A nivel funcional, el uso privado del edificio se ubica en la fachada a norte, mientras que el espacio público se vuelca al sur. En el interior se suceden las distintas salas de congresos y de exposiciones, grandes piezas volumétricamente expresivas con vacíos alrededor sobre los que se suspenden plataformas y pasarelas de acceso para mirar al exterior. En la planta elevada, comunicada con el hotel mediante una pasarela que unifica el conjunto, se ubican los usos más cotidianos, salas de congresos menores y restaurantes, junto a una gran terraza que, visto en perspectiva, puede entenderse como una prolongación del mar.