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La observación, la transformación constante de los espacios de restauración y leer las necesidades de la ciudad fueron algunas de las conclusiones de la sesión.
Barcelona se ha posicionado, también en gastronomía, como centro de innovación y propulsor de tendencias. Con motivo de aportar una diferenciación que dé valor a los nuevos proyectos tuvo lugar la jornada organizada por el Instituto Silestone y CETT en el marco las sesiones “Diálogos de Arquitectura y Gastronomía”, que promueven el conocimiento sobre el espacio de la cocina.
La cita reunió a unos 150 estudiantes del CETT, el Campus de Turismo, Hotelería y Gastronomía de la Universidad de Barcelona. El punto de partida de la sesión, de la mano de Mercè Balañá, responsable de comunicación del Instituto Silestone, se situó en la concepción del espacio físico y cómo los materiales de última generación como Dekton y Silestone.
Xavier Torrents, fundador de la consultora Innova y coach gastronómico, apuntó en su intervención numerosos elementos a tener en cuenta en un proyecto innovador. Para Torrents, captar las tendencias es importante, pero más aún es “aportar ideas que lancen nuevos proyectos”. El objetivo es “buscar una personalidad propia”. Por su parte, Christian Escribà, maestro pastelero y empresario, expuso su inquietud por transformar el espacio constantemente para adaptarse a las necesidades de cada momento y ofrecer al cliente motivos continuos para interesarse por sus creaciones.
Como cierre, los ponentes animaron a los asistentes a ser constantes en sus proyectos de negocio, a investigar y a ilusionarse cada día, siendo conscientes de todo lo que implica un negocio propio, pero sobre todo recomendaron dedicar tiempo previamente a la observación.