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La fachada del Centro Cultural La Gota, en Navalmoral de la Mata, Cáceres, se define con una doble piel compuesta por un cerramiento de vidrio y el tejido cerámico Flexbrick, cuya protección térmica y lumínica evita el excesivo asoleamiento en épocas estivales.
Su geometría se atribuye a la formación de la planta de tabaco, con el principio de igualdad y diversidad que se aprecia en este vegetal –las hojas son iguales, pero distintas al mismo tiempo–. Así, el edificio contiene un fuste, a modo de comunicación vertical y estructural, desde el cual surgen plantas de igual tamaño y morfología, pero con diversidad de altura y carácter.
Cinco cajas colocadas en altura y desplazadas entre sí, cuyos forjados están escalonados en las áreas donde las cajas vuelan hasta el exterior para crear el efecto de ‘una caja sobre la otra’.
La fachada se define con una doble piel compuesta por un cerramiento de vidrio y el tejido cerámico Flexbrick, cuya protección térmica y lumínica evita el excesivo asoleamiento en épocas estivales mientras dirige las miradas desde el interior y evoca el dibujo de los metros cuadrados diseñado por el estudio de arquitectos Losada García, compuesto por Ramiro Losada-Amor y Alberto García Jiménez.
En el interior, el edificio rememora la atmósfera lumínica de un secadero de tabaco a través del tejido cerámico Flexbrick cuyo patrón de diseño se ha inspirado en el tradicional aparejo de ladrillo que tienen estos edificios. La luz entra -en aquellos espacios que lo permite el programa- a través de los huecos de la fachada. Esto produce un alzado desmaterializado, de geometrías depuradas, que deja filtrar la entrada del sol a través de sus paredes.