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Ubicada en los jardines de la antigua Fábrica de Tabacos de Alicante, una inmensa cigarra de 250 metros cuadrados (25 metros de longitud por 10 metros de ancho) hace las veces de bar y quiosco-restaurante dentro de la zona exterior de 800 metros del espacio cultural Las Cigarreras de la ciudad. El innovador proyecto lo ha desarrollado Tomás Amat Estudio de Arquitectura, Pablo Belda + Tomás Amat tras el encargo de la administración para dotar al complejo de un espacio con servicios de forma permanente.
La innovadora estructura se divide en tres zonas de usos representadas por cada una de las partes del animal: cabeza, cuerpo y cola. Los arquitectos han proyectado el conjunto con una combinación innovadora y atractiva de materiales que hace las veces de elemento diferenciador de cada uno de los espacios. Fotos David Frutos. Todos los derechos reservados.
La construcción, que ha sido concebida para la ciudad y para crear un nuevo espacio de encuentro y de comunicación en la zona, se ha completado con aportación de múltiples firmas e instituciones y alude a la antigua denominación del espacio ligándola al lugar, a la naturaleza y a su uso actual. Es, literalmente, un insecto posado en un jardín.
“Hemos hecho una adaptación al espacio en el que nos encontramos. Un insecto adaptado al medio, una pieza pensada y diseñada específicamente para Las Cigarreras, que no es un espacio al uso. No se trataba de hacer una cafetería normal, sino una obra excepcional que enlazara con el entorno cultural que la rodea”, comenta Pablo Belda, arquitecto del proyecto.
La Cigarra tiene la capacidad de adaptar su tamaño a las necesidades concretas y por medio de un desarrollo telescópico es capaz de pasar de un espacio interior de 74 a 127 metros cuadrados. Asimismo, la estructura se compone de tres piezas principales: cabeza, cuerpo y cola. Cada una de ellas se ha comprendido de forma de autónoma pero formando un conjunto homogéneo. Los procesos de diseño, la materialidad, la geometría, la funcionalidad y los usos de cada una de estas tres partes del insecto, atienden a los diferentes usos a los que se ha dado forma y a las distintas necesidades del encargo.
El esquema base consiste en una estructura metálica que se aprecia perfectamente en la simulación de las branquias. Para cubrir “la cabeza” del animal Tomás Amat y Pablo Belda han elegido el tecno-material Corian en color Glacier White que, trabajado por termoformado y tecnología CNC, se adapta perfectamente y ofrece posibilidades casi infinitas de jugar con la luz y sus colores.
Es en esta zona de 75 metros cuadrados donde se encuentra el área técnica del edificio. Cocina y almacén, barra y cámaras de producto frío y área de atención al público no están reñidos con los criterios de belleza y funcionalidad. El centro de la instalación refleja el cuerpo de La Cigarra, dónde se ha proyectado un espacio destinado a sala y espacios de invierno de 65 metros cuadrados. Por último, la "cola" del animal es una gran pieza de vareta de madera diseñada por los arquitectos y construida por el artista Manolo García de 45 metros, que nos acerca al área geográfica en el que la cigarra habita.
Las piezas del noble material están dispuestas a lo largo de unas dogas principales que lo atan. Los arquitectos han diseñado así un tejido, una piel exenta que puede abrazar el cuerpo y replegarse en la cabeza adaptando el espacio del jardín a un lugar acotado para el verano. Gracias al osado diseño de los arquitectos del estudio Tomás Amat Estudio de Arquitectura, Pablo Belda + Tomás Amat, esta construcción cargada de innovación convierte a Las Cigarreras en un espacio cultural abierto a la originalidad y la modernidad propias de la arquitectura del siglo XXI.