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Un proyecto de remodelación del área que fue jardín en el Palacio Zuccari exige en primer lugar considerar las raíces físicas de este singular espacio. Sería difícil no actuar en conformidad al genius loci que siempre trataría de manifestarse, transparentándose, en cualquier intervención respetuosa.
El lugar que fue ya jardín aterrazado en la villa romana de Lúculo se generaba por la disposición escalonada de los muros de contención en la pendiente del Pincio descendiendo por la ladera meridional. Las sugerencias formales de ese jardín, que habrían permitido una visión unitaria en su presentación escalonada, han servido de inspiración en nuestro proyecto.
Proponemos que el acceso público a la nueva biblioteca se haga por el portale mascherone, figura que fue para Zuccari el necesario contraste al encanto paradisíaco de lo que se abría a la vista al traspasar sus puertas. También en nuestro caso desde esa entrada se comprenderá de golpe la constitución general de la nueva biblioteca.
Ahora, el lugar aparece como un pozo de luz de perímetro acristalado con un fondo mural ligeramente inclinado en el que resbala y se refleja la luz.
En torno a ese elemento central se organizan terrazas escalonadas, en perímetro libre, conteniendo las librerías y las salas de lectura. Así, se obtiene un espacio interior que, aun siendo reducido, ofrece un gran interés por su progresión vertical, por la luminosidad ambiental, y la riqueza formal de un orden escalonado en corte trapezoidal.
Las distintas plantas se organizan según una distribución regular que sitúa las librerías en la zona que da a la vía Sixtina y las zonas de lectura en la mitad correspondiente a la vía Gregoriana, abriéndose a las ventanas y terrazas que se asoman al panorama de Roma. En la planta superior se dispone, como actividad segregada e independiente del espacio común central de gran altura, una sala de lectura de silencio que se beneficia además de la terraza superior como lugar de descanso y disfrute de vistas.
El conjunto sencillo y noble de los acabados, ladrillo lavado en blanco, piedra, madera e incluso los libros, como piel visible, crearán un sistema de materiales en buena resonancia recíproca haciendo grata la experiencia ambiente.
El interés de la arquitectura conduce a la luz y a un campo óptico unitario y rico.