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Es difícil que podamos influir en el aire exterior, pero los trabajadores y propietarios de las instalaciones tienen la responsabilidad de mejorar el aire interior y contribuir así a unas condiciones de trabajo más saludables. La empresa especializada Camfil nos da las claves para ello.
Los meses de otoño e invierno suelen traer resfriados, gripe y otras enfermedades. Pasamos hasta el 90% de nuestro tiempo en espacios interiores, lo que puede llevar fácilmente a infectar nuestro entorno. Cuando tosemos y estornudamos, segregamos pequeñas gotas que pueden extenderse varios metros y permanecer suspendidas en el aire durante varias horas.
Una vez que las gotas han caído en las superficie, los virus y las bacterias pueden sobrevivir durante varios días dependiendo del entorno y las condiciones. Por lo tanto, es importante que nos cubramos al toser y estornudar, y que mantengamos las manos limpias para ayudar a prevenir la propagación de enfermedades respiratorias graves.
Los efectos nocivos de la "contaminación del aire" no son un secreto. Hay muchas confirmaciones de los nuevos riesgos para la salud asociados a la contaminación del aire. En un estudio publicado por la Alianza Europea de Salud Pública (EPHA) sobre el virus del SARS de 2003, los investigadores pudieron ver una conexión entre la mala calidad del aire y el alto número de personas infectadas, que ahora se ha relacionado con el Coronavirus (COVID-19). Según la EPHA, las personas que viven en ciudades contaminadas tienen un 84% más de probabilidades de estar infectadas por el Coronavirus.
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